Por Cristino Alberto Gómez
12/03/2009/ El Agrónomo
Cuando crecía en la comunidad de Fondo Grande, localizada alrededor del Río Manatí en territorio del municipio Loma de Cabrera, solía salir a través del camino que lleva a la frontera, junto a mi hermano y nuestros amigos de infancia en busca de aquellos tubérculos para elaborar con ellos uno de los dulces cuyo consumo he disfrutado más en la vida. No eran batatas, aunque pudieran confundirse en apariencia. Se trata del auyén, Pachyrhizus erosus (L.) Urb, conocido en otros países como jícama, una especie de la familia Fabaceae que produce un tubérculo rico en almidón, el cual se puede consumir cocinado o crudo en ensalada.
Las dos especies conocidas de auyén son Pachyrhizus erosus y Pachyrhizus tuberosus. La diferencia entre una y otra es que la primera produce un tubérculo de forma redonda y el de la segunda de forma alargada. Ambas son cultivadas en México, Centroamérica, Bolivia, China, India y algunos países de África. En República Dominicana se ha reportado P. erosus, cuyas raíces se dice son consumidas por los animales y ocasionalmente por el hombre. El tubérculo de Pachyrhizus erosus es muy jugoso, de color blanco, resistente a plagas y de fácil crecimiento. La planta es perenne y trepadora, con longitud que puede superar los cuatro metros. Sus hojas son compuestas, con tres folíolos de 6 a 12 cm de largo. Se reproduce sexualmente. Sus flores, dispuestas en racimos de 10-20 cm, son papilionadas, de color azul con el cáliz aterciopelado de 8 mm y estandarte de 12-16 mm. El fruto es una legumbre linear de 10 a 12 cm de largo, la cual no debe ser consumida puesto que sus semillas se han reportado como venenosas.
Para el cultivo de auyén se prefiere un clima tropical o subtropical, con temperatura promedio anual entre 20 y 32 °C. La altitud recomendable es en promedio alrededor de 200 msnm. Es susceptible al frío; puede tolerar sequía y crecer en varios tipos de suelo, aunque prospera mejor en suelo franco-arenoso.
La planta tiene capacidad de asociarse con bacterias fijadoras de nitrógeno atmosférico, de ahí su poca exigencia de fertilizantes nitrogenados. Puede producirse exitosamente utilizando abonos orgánicos.
A pesar de que las grandes plantaciones de auyén se establecen en monocultivo, la tradición en México es sembrarlo intercalado con maíz y habichuela, diversificando así la producción. La siembra suele hacerse en surcos, con distanciamiento de 15 cm entre plantas y 1 m entre surcos. Para aprovechar mejor el terreno y facilitar las labores de cultivo, pueden colocarse tutores que sostengan la parte aérea de las plantas.
Pocas plagas han sido reportadas en cultivo de auyén. Se ha encontrado problemas de antracnosis y mildeu, así como daños por Diabrotica spp. en las hojas y otros insectos en el tubérculo.
Lo presentado en este artículo ha sido sólo una aproximación al cultivo de auyén, acerca del cual pocos trabajos han sido publicados. Sería importante estudiar su factibilidad en la República Dominicana, considerado que se trata de una especie muy abundante en esta isla, lo que podría significar su posible resistencia y adaptación a las condiciones edafoclimáticas propias del país. Aunque su consumo no es acostumbrado en la República Dominicana, podrían explorarse mercados internacionales o introducirlo como un producto innovador en el mercado nacional. He ahí una posibilidad que dejo en manos de ustedes, colegas estudiantes y profesionales de la agricultura.
12/03/2009/ El Agrónomo
Cuando crecía en la comunidad de Fondo Grande, localizada alrededor del Río Manatí en territorio del municipio Loma de Cabrera, solía salir a través del camino que lleva a la frontera, junto a mi hermano y nuestros amigos de infancia en busca de aquellos tubérculos para elaborar con ellos uno de los dulces cuyo consumo he disfrutado más en la vida. No eran batatas, aunque pudieran confundirse en apariencia. Se trata del auyén, Pachyrhizus erosus (L.) Urb, conocido en otros países como jícama, una especie de la familia Fabaceae que produce un tubérculo rico en almidón, el cual se puede consumir cocinado o crudo en ensalada.
Las dos especies conocidas de auyén son Pachyrhizus erosus y Pachyrhizus tuberosus. La diferencia entre una y otra es que la primera produce un tubérculo de forma redonda y el de la segunda de forma alargada. Ambas son cultivadas en México, Centroamérica, Bolivia, China, India y algunos países de África. En República Dominicana se ha reportado P. erosus, cuyas raíces se dice son consumidas por los animales y ocasionalmente por el hombre. El tubérculo de Pachyrhizus erosus es muy jugoso, de color blanco, resistente a plagas y de fácil crecimiento. La planta es perenne y trepadora, con longitud que puede superar los cuatro metros. Sus hojas son compuestas, con tres folíolos de 6 a 12 cm de largo. Se reproduce sexualmente. Sus flores, dispuestas en racimos de 10-20 cm, son papilionadas, de color azul con el cáliz aterciopelado de 8 mm y estandarte de 12-16 mm. El fruto es una legumbre linear de 10 a 12 cm de largo, la cual no debe ser consumida puesto que sus semillas se han reportado como venenosas.
Para el cultivo de auyén se prefiere un clima tropical o subtropical, con temperatura promedio anual entre 20 y 32 °C. La altitud recomendable es en promedio alrededor de 200 msnm. Es susceptible al frío; puede tolerar sequía y crecer en varios tipos de suelo, aunque prospera mejor en suelo franco-arenoso.
La planta tiene capacidad de asociarse con bacterias fijadoras de nitrógeno atmosférico, de ahí su poca exigencia de fertilizantes nitrogenados. Puede producirse exitosamente utilizando abonos orgánicos.
A pesar de que las grandes plantaciones de auyén se establecen en monocultivo, la tradición en México es sembrarlo intercalado con maíz y habichuela, diversificando así la producción. La siembra suele hacerse en surcos, con distanciamiento de 15 cm entre plantas y 1 m entre surcos. Para aprovechar mejor el terreno y facilitar las labores de cultivo, pueden colocarse tutores que sostengan la parte aérea de las plantas.
Pocas plagas han sido reportadas en cultivo de auyén. Se ha encontrado problemas de antracnosis y mildeu, así como daños por Diabrotica spp. en las hojas y otros insectos en el tubérculo.
Lo presentado en este artículo ha sido sólo una aproximación al cultivo de auyén, acerca del cual pocos trabajos han sido publicados. Sería importante estudiar su factibilidad en la República Dominicana, considerado que se trata de una especie muy abundante en esta isla, lo que podría significar su posible resistencia y adaptación a las condiciones edafoclimáticas propias del país. Aunque su consumo no es acostumbrado en la República Dominicana, podrían explorarse mercados internacionales o introducirlo como un producto innovador en el mercado nacional. He ahí una posibilidad que dejo en manos de ustedes, colegas estudiantes y profesionales de la agricultura.
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