El proceso de mundialización que vive la humanidad no sólo viene a influir en la integración e interacción de los mercados internacionales y sus respectivas economías, sino también el las sociedades en escenas con sus culturas. Este hecho está siendo posible gracias a la rápida fluidez de la información.
En la República Dominicana, un número considerable de los estudiantes y profesionales agrícolas se han mantenidos separados de los demás profesionales dándose a sí mismos calificativos denigrantes que ha favorecido al desprestigio de la carrera y a la consecuente ineficiencia de sus profesionales que, frecuentemente, recurren al estudio o desempeño de otra área.
La importancia del agricultor especializado, que es el profesional agrícola, es de incuestionable valor en la humanidad, y más, en un país donde tradicionalmente la agricultura ha sido uno de los sectores más importantes de la economía (en la última década, 1996-2006, éste sector aportó un promedio de 12.2% al Producto Interno Bruto –PIB-, siendo ésta la década de menor aporte en la historia[1]), y donde la economía de servicios parece no se consolida, siendo ésta muy dependiente de situaciones externas y, además, podría ser afectada por situaciones políticas propias de nuestro país.
Todo esto, y más que no pueden ser tratados en éste pequeño artículo, hace del Profesional Agrícola un ente de conocimiento universal, especializado, que cada día debe fortalecer su cultura en sus áreas de acción y de interés, sabiendo que a lectura es el gran maestro que lo guiará en el camino.
El Agrónomo de hoy no es el egresado que va a una oficina pública o a alguna empresa donde deposita su curriculum vitae y si no es contratado fracasa su vida o decide inscribir otra profesión; ni el que consigue el contrato y pasa una vida haciendo exactamente lo del primer día, no; ni el que se identifica con la cultura más cuestionada de la sociedad, la más baja; ni el que produce sus cultivos y vende sin conocer el mercado, o peor aún, no puede venderlo.
El Agrónomo de hoy es un profesional que, como trabajador de conocimiento, hace suyas las recomendaciones de la ciencia para obtener los mejores resultados en su desempeño; el que interactúa abiertamente con las demás sociedades profesionales de su entorno y del resto del mundo haciendo que su trabajo se rija por un plan científico que lo llevará al éxito; el que sabe que de él depende su futuro y no de ninguna secretaría de Estado o empresa.
En fin, el profesional Agrícola Dominicano del presente es el responsable, junto al productor (que puede ser él), del aumento de nuestra productividad con calidad a menor costo, reduciendo los daños al ambiente y con una visión de organización, administrativa, de carácter universal.
[1] Fuente: Banco Central de la República Dominicana.
1 comentario:
Luis estoy muy de acuerdo con el articulo que publica, creo que la desgracias de los profesionales no solo agricolas, está en nustra disposicion de progreso y desarrollo. estas en nuestra mente y corazon. luego de salir de la Universidad creemos que el mundo debe rendirse a nuestro pies, y es en realidad cuando debemos comenzar a explorar el mundo profesional. Gracias por las instituciones educativas que nos introducen en este mundo profesional antes de cortarnos el ombligo. pues salimos con una vision mas clara de lo que debemos hacer.
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